Y una polla, apunto yo.
Muerta la Puca y su dueña la rabia no se va, la rabia aumenta exponencialmente. Y con la rabia, la pena. Y con la pena, el descontrol mental. Y con el descontrol mental, el abuaf grande.
Y sí, ya, la rabia es la del perro, no la mía, pero mi, mi, mi. li ribi is li dil pirri, meh.
Creí que después de un año de pasarlas putas primero con la noticia de que una amiga tenía cáncer en la cabeza, luego que la misma amiga no iba a salvarse, después, verla deteriorarse, dejar de ser ella para pasar a ser un ente pidón, educado y carente de emoción por su propia salud (poca) mental y luego una reminiscencia de la esencia de la propia persona siendo ella misma en los últimos días al saberse ya liberada de toda opción, esperando el día y la hora en la que la sedaran para después inyectarle la muerte en vena y acabar con su sufrimiento, que después de todo eso al verla mutar en azul para irse y llorar con The Pogues en su funeral la cosa iba a mejorar.
Ya estaba, ya descansaba en paz, ya se fue y puedo retomar mi día a día sin visitas al hospital ni ojos puestos en el whats.
Pues no.
Ni mucho menos.
Porque con ella se me fue la excusa del lloro. Porque ahora destapo todo lo que hay detrás sin amiga enferma a la que culpar de mi pena. Que sí, que claro que la lloro, que claro que me entristece pero que el nudo en el estómago, las ganas de llorar, el desequilibrio mental y el buscar en cada vino una forma de escapar de mi cabeza no son solo porque ella se haya ido o porque mi madre también lo hiciera hace diez años (que parece media hora), es porque aquí dentro las cosas están rotísimas.
Los japos, tan evolucionados ellos, tienen una técnica para reparar las piezas que se han desmoronado, las juntan y las unen con oro para darles una segunda vida renacida, supuestamente más bonita. Así son los nipones, prácticos y certeros.
Yo no me veo enjoyándome en doraos cual choni de barrio, la verdad. No me veo recomponiendo porque para eso debería tener todas las piezas y si de algo puedo presumir es de ser un puto desastre que no sabe dónde tiene nada, ni mucho menos los cachos de mí que han ido desintegrándose por el camino de la vida. No se dónde tengo el móvil el 70% del tiempo, voy a saber dónde está algo que ni siquiera se cómo era dentro de mí. Amos, ni de coña.
El caso es que pensé en regalarme unas sesiones de terapia para mi cumple y lo dije de coña pero ojo, ojito, ojete, que igual no estaría tan mal. La pregunta es ¿Quiero? ¿Voy a ser capaz ahora mismo de enfrentarme de nuevo a mis fantasmas? No me engaño, la respuesta es no. PERO ¿Y entonces? lo que más me apetece en este mundo ahora mismo es hacerme diminuuuuuta y que nadie me vea. Que nadie me reclame. Que nadie me busque. Que nadie me, sobre todo, encuentre. Pero tengo responsabilidades, una en concreto que tiene nombre de reina (nombres, en realidad) y que me da, por suerte para mi, muchos besos todavía. Y que se le viene una adolescencia en ciernes que tengo que mimar. Y con ella, por supuesto, vienen esas obligaciones sociales en las que sí o sí, hay que estar. Porque hay que llevarla, cuanto menos. Porque al cole no va a ir sola aún (y me gusta el caminito de ida, de vuelta, de lo que sea compartir rato con ella), aunque me escapo cual ninja en cuanto la dejo entrada en las puertas Milagrosas y evito ciertos actos lo máximo posible.
La Fle asocial, te cagas en tres tiempos.
Por lo pronto, me he bajao de instagram. Cero seguidores, tengo. Los he borrado todos, al carajo. Estaba harta de escribir algo y tenerlo que archivar, no tenía sentido esa sensación de inseguridad, de estar escribiendo subnormalidades, demasiado intensa, demasiado profunda, demasiado absurda, demasiado, demasiado.
En fin, muchos frentes. Trabajo, sociabilidad y familia que, abuaf, THE MELONEST. No me apetece hablar ahora de eso pero como me dijo la psico cuando fui, ahí reside la madre del cordero, la cuna de los traumas, le desasosieg. Pf, gordo.
En fin. Mi querida matemática, qué rabia me dio ver a tu hermana, colega. Para mi, junto a tus padres, los culpables de tu entierro. No se puede ser tan buena frente a según qué enfermedades, querida mía, a la vista está.
Espero que la tierra te sea leve. Te dije que irías a las montañas a correr con la Puca, que estaría tu abuelo y mi madre esperándote por ahí pa hacer croquetas juntos pero va, venga, ahora ya no tengo que mentirte: Eres ceniza. Ceniza, fotos, recuerdos y cosas lilas random. Ni shinigami de bosque ni ente volador ni energía reencarnada en nada. La vida se acaba cuando te mueres y tú ya no estás. Ahora eres una interlocutora muda que en realidad soy yo misma que lee mis mierdas mientras tecleo en horario laboral para intentar no llorar. No salir corriendo, liberar cortisol... pero me meo, neni, me meo y a mis edades no es bueno retener pis que luego si estornudas, loterías, así que voy a dejar este escrito aquí.
El anterior tuvo 17 visitas y un comentario (hola E.) y me da curiosidad saber quién Fue Serio un rato pero en realidad, da igual. En realidad esta entrada acabaré guardándola junto con las otras, supongo, pero ahora no porque, como te acabo de decir, me meo y el lavabo está en la otra punta.
El anterior tuvo 17 visitas y un comentario (hola E.) y me da curiosidad saber quién Fue Serio un rato pero en realidad, da igual. En realidad esta entrada acabaré guardándola junto con las otras, supongo, pero ahora no porque, como te acabo de decir, me meo y el lavabo está en la otra punta.
Y eso, que estoy fatal, fatal pero que escribir, de nuevo, me viene fantastichen.
Y ya.
Ps. Espero que haya papel, que he gastao los clinex en mocos y lágrimas.
1 comentario:
Hola, F.
Decirte que lo de la terapia no lo descartes sería hipócrita por mi parte, así que me lo callo.
Y como aquí no se puede decir mucho más, te dejo un abrazo
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