miércoles, 17 de abril de 2019

¡Árbol va!

¿No os pasa a veces que pensáis en hacer o decir cosas y al final ni toséis porque entendéis que no está en vuestras manos o en vuestro derecho y que mejor que no pero que es una pena que al final el árbol se quede ahí, quieto, con esas ganas de arrancarse de raíz pero no porque pa qué, si a nadie le va a importar, si no va a haber nadie vaya a oír el árbol caer en mitad del bosque aunque jo, la caída sería maravillosa y el sonido algo digno de ser escuchado o no, da igual, igual la caída resulta ser una mierda y el ruido simplemente eso pero que si el árbol se suicida sólo por amor al prójimo, un amor que nadie ha pedido ni exige ni, por tanto, espera con lo que como si lloviera, no va a servir para nada en esta vida porque precisamente eso, ni saben que hay un árbol pensando en talarse vivo?

A mi me pasa constantemente.
Es en ese momento en el que pillo un papel y un boli y escribo varias veces con perfecta caligrafía: Subnormal. Subnormal. Subnormal...
Porque si además no lo hago, no lo digo, no me talo... me siento triste. Y si lo hago a medias, me siento gilipollas. Y si lo hago íntegro, me siento absurda.
Sinceramente, no se qué es peor.
Por suerte estoy trabajando en ello y ahora solo me pasa de forma ocasional y ya no me autoenfado tanto conmigo. A veces pienso en hacer, regalar o decirles cosas para alegrarles un poco la vida... y me mojo esas ganas en un café y me las meriendo tan pancha, con lo que engordan las ganas de cosas que no se hacen, colegas. Lo que más me angustia o entristece o watevah es la sensación esta melancólica de haber perdido la oportunidad pero a su vez pienso que no, que no puedo ir por ahí soltando lo que me parece porque la gente va a malinterpretar, me va a tildar de loca, va a pensar que quién cojones soy yo para....Y aaaaaaaaaaaaaaaaaaaárbol vaaaaaaaaaaaaaaa. Dijo nadie nunca.

Y no, no me vengáis con la historia de que no nos podemos callar las cosas buenas, que hacer cosas bonitas por los demás está genial porque las personas ya no están preparadas para eso y en cuanto eres un poco especial con alguien por lo que sea (no necesariamente todo tiene que pasar por el querer follarse a nadie, quede claro), todo se confunde y acabas sintiéndote como si fueras un fukin bicho raro (un insecto palo, sería, oooobvio).

Me he dado cuenta que me auto restrinjo las emociones muchas veces, cada vez más. Las acciones  que van más allá de lo socialmente cordial las estoy mandando al re carajo. Y eso me da úlcera. Y que voy a seguir haciéndolo hasta que se me pasen las ganas de preocuparme por los demás, que espero que sea pronto, que no gano para omeoprazoles, nene.

En fin, me voy a dar un paseo por el bosque, a ver si hay algún árbol que quiera lamer suelo, que tengo curiosidad por saber cómo suena.

Hasta luegui.

Y ya.


3 comentarios:

Eingel dijo...

No es culpa tuya

La Pepa dijo...

Me gusta tu humor. Eres chachi. Y cuida esas ganas.

Besitos

videntes dijo...

Hace tiempo soy seguidor de este magnífico blog, pero no me había atrevido a comentar, pero al leer este post no me queda de otra que dar mi alabanza al creador ya que nos brinda muy buena y valiosa información, muchas gracias.